Sauco :: Alta Repostería

Los ingredientes secretos del cine

Introducción

Hoy traemos una nueva entrada con todo un nuevo sabor, pues a partir de ahora iniciamos un viaje a través del cine y la repostería. Pues qué mejor manera de disfrutar un viernes que con algo rico y dulce al mirar esa película que nos encanta y podemos repetir 1000 veces sin cansarnos de ella.

 Es ella la que nos acompaña en las buenas y en las malas, es esa zona en la que podemos ser nosotros mismos sin miedo al que dirán y podemos olvidarnos del mundo por unos minutos. Soñar con ese viaje exótico que nos lleva a descubrirnos a nosotros mismos o encontrar a la pareja perfecta. Pues es, al fin y al cabo, la inspiración perfecta para levantarnos del sillón, salir de nuestro bache y seguir trabajando para conseguir lo que queremos. Pero como yo no soy experta en cine ni de cerca les dejo en las capases manos de una amiga que sabe del tema.

Ariadna Carillo Arellano egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación será su guía en este viaje. Esperen sus entradas cada dos semanas y vean el mundo de la repostería a través de su muy particular lente cinematográfico. Aquí abajo le sedo la palabra para que sepan de qué se van a tratar sus entradas.

El cine y la repostería son una forma de llegar a lo más profundo del ser humano. Al ser multisensoriales despiertan en nosotros emociones completamente genuinas en las cuales reconocemos nuestra vulnerabilidad y la compartimos con terceros. Esto se logra por medio de una serie de etapas, de las cuales no somos conscientes, ya que solo presenciamos el resultado final.

Todo empieza con una mirada, simple y curiosa, la cuál es incitada por el objeto frente a ella. Ya sea una película o postre nuevo, esta no se resiste a observarlo y analizarlo. Con el fin de buscar una nueva satisfacción. Sin embargo, a penas inicia el primer contacto con este. Ya qué previo a poder gozar el resultado final, hay todo un proceso de creación.

Se elabora una receta o guión donde los ingredientes principales, son distintas pasiones. En primer lugar, la de buscar el placer y la segunda, la magia de algo nunca antes experimentado. Para que, en el segundo paso, al ver un filme o al degustar un pastelillo, las conexiones sensoriales sean un despertar para el espectador. Un sueño o pesadilla dignos de probar una y otra vez.

Pareciera que estos dos no tienen mucho en común, sin embargo, el arte es flexible. Hay arte para todos, sin importar sus exigencias, carencias y deseos. Hablando de cine, se puede apreciar una película de autor mientras en la otra sala se impresionan con una cinta de terror y al mismo tiempo en otra sala un híbrido de ambos, estremece a más de uno. Cuando de repostería se trata, son tantos los sabores y formas, que puede ser tan sutil o explosivo como se quiera, logrando una experiencia inexplicable y única para cada individuo.

Uno y otro buscan saciar y calmar las tormentas dentro de cada uno o por el contrario despertar pasiones desconocidas para el público. Por ello cuando vemos cine o disfrutamos de una tarta, conocemos partes de nosotros que no conocíamos. Sin certeza alguna para el creador del resultado o con expectativas tan altas dignas de reconocimiento. El Padrino sin canolis o Cómo agua para chocolate, no serían lo mismo sin su ingrediente secreto, las conexiones humanas.

Lo que nos llevó a hacer esta entrada, donde poco a poco desmenuzaremos las etapas de ambos con distintas escenas icónicas de la repostería en el cine. Un espacio libre de método pero preciso para enaltecer a estas dos ramas artísticas. Y comprender por qué son tan similares. Exponiéndonos a todo tipo de conexiones que no conocíamos, pero debemos descubrir. Finalmente, una pizca de dulce y una buena trama, nos esperan en cada nueva entrada.

¡Bienvenidos a los ingredientes secretos del cine!

Por Ariadna Carrillo Arellano

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